Microhábitos para macroimpactos: cómo los hábitos atómicos contribuyen a la sostenibilidad de la transformación organizacional

Uno de los grandes obstáculos que enfrentan las personas, equipos y organizaciones al querer cambiar la forma de trabajar es precisamente el cambio de hábitos. Está comprobado que cambiar los comportamientos y las formas de hacer las cosas que están arraigadas en nuestra mente y costumbres raya en lo imposible, y no por no desearlo, pero es que los infames “no tengo tiempo”, “siempre lo he hecho así”, “lo haré después”, “mañana comienzo” y otros tantos, con frecuencia se erigen como paredes infranqueables que no nos permiten modificar un ápice de nuestra conducta.

En Ágil y Lean hablamos de cambios graduales, paso (pasito) a paso (pasito), uno a uno, que se sostengan en el mediano plazo y, sobre todo, en el largo plazo. Es algo que tenemos impregnado en el corazón de la agilidad: la mejora continua, implacable, con disciplina. Aquí es donde entran en juego los microhábitos o los llamados hábitos atómicos.

En su libro Hábitos atómicos, James Clear dice que “Un hábito es una rutina o conducta que se practica con regularidad y, en muchos casos, de manera automática”. Esa regularidad de la que habla Clear puede ser tanto como todos los días, incluso varias veces al día, sin llegar al extremo de sentir estrés o algún otro tipo de disfunción solo por practicarlo. Hasta allí nada nuevo.

Lo interesante comienza cuando Clear nos habla de pequeñas mejoras del 1 %, algo realmente imperceptible al “ojo” humano. Sin embargo, en el largo plazo estos pequeños ajustes generan un gran impacto. Las matemáticas no mienten. “Si logras ser 1 % mejor cada día durante un año, terminarás siendo 37 veces mejor al final del período”. [1]

Gráficamente se ve así:

Fuente: basado en el libro Hábitos Atómicos de James Clear

He tenido la oportunidad de comprobarlo. Lo que comienza como una pequeña victoria se acumula con el tiempo y se convierte en algo realmente significativo. Pero mi interés esta vez se centra en cómo podemos usar este enfoque de Clear para mejorar la cultura de un equipo o de una empresa que se enfrenta a una transformación organizacional.

Para mejorar un hábito primero debes adquirirlo

En su libro, James Clear nos proporciona una fórmula simple, pero tan efectiva que hasta parece mágica, de esas que uno dice “¿cómo es que no lo pensé antes?” Se trata de un método, a mi parecer bastante natural, o circuito de retroalimentación de cuatro pasos elementales y cuatro leyes:

  1. Sigue una señal que detone el hábito. Hazlo evidente. Por ejemplo, disponer un espacio destinado al trabajo en casa con todo lo necesario puede servir como una señal manifiesta para empezar a trabajar.
  2. Aférrate a una fuerza motivadora que simbolice el anhelo de cambio inherente al nuevo hábito. Hazlo atractivo. Siguiendo con el ejemplo, proponer retos virtuales a todo tu equipo para fomentar la camaradería y la competencia hará que el trabajo remoto sea más atractivo e inspirador.
  3. Actúa con una respuesta. Esta es precisamente la rutina o el hábito que quieres incorporar. Hazlo fácil. En el trabajo en casa, elaborar diariamente una lista de tareas pendientes facilita el estar enfocado y productivo.
  4. Consigue tu recompensa. Esta es la meta o el propósito definitivo del hábito. Hazlo satisfactorio. Concluyendo el ejemplo del trabajo remoto, ser flexibles en los horarios y brindar subsidios para trabajo en casa aumenta la motivación laboral y el bienestar general.

En breve, la señal implica reconocer cuál será la recompensa. El anhelo implica el deseo de obtener dicha recompensa. La respuesta implica conseguirla. Además, buscamos las recompensas porque cumplen dos propósitos: 1) nos satisfacen y 2) nos enseñan.

¿Pero eso cómo se ve en un equipo que recién inicia su camino ágil? Digamos un equipo Scrum en etapa de formación. Así es como lo hemos experimentado para distintas prácticas, recuerda que la Respuesta es el hábito atómico que quieres incorporar a tu rutina:

Práctica ágilSeñalAnheloRespuestaRecompensa
Reunión diaria (para todo el equipo)Notificación del calendario con una breve viñeta en la agenda para su actualizaciónDeseo de mantenerse informado y contribuir a la concienciación del equipo.Preparar una actualización concisa sobre su progreso del día anterior (1 a 3 frases).Sensación de ser escuchado y contribuir a la transparencia del equipo.
Finalización de historias de usuario (para desarrolladores)Ver una única tarea asignada en la lista de tareas pendientes para una historia de usuarioDeseo de progresar y «marcar algo de la lista».Concentrarse en completar esa única tarea durante 25 minutos.Sensación de logro y un recordatorio visual del progreso en la historia del usuario.
Revisión de código (para desarrolladores)Una notificación de solicitud de un pequeño cambio de códigoDeseo de contribuir a la calidad del código y aprender de los demás.Revisar el cambio, centrándose en la claridad y las posibles mejoras.Sensación de contribuir y potencialmente descubrir una oportunidad de aprendizaje.
Seguimiento de OKR (para gestión y equipo)Notificación diaria del seguimiento del progreso para un resultado clave específicoDeseo de mantener el rumbo y alcanzar objetivos estratégicos.Actualizar la guía de progreso con un pequeño punto de datos (por ejemplo, una tarea completada).Visualización del progreso y sensación de control sobre el logro de objetivos.
Automatización de pruebas (para probadores)Terminar un pequeño script de prueba para una interacción de un solo usuarioDeseo de mejorar la cobertura de las pruebas y reducir el esfuerzo de las pruebas manuales.Escribir un script de prueba automatizado simple para esa interacción específica.Ver pasar el script de prueba y saber que reduce las pruebas manuales posteriores.
Proceso de implementación (para el equipo de operaciones)La herramienta de monitoreo destaca un mensaje de registro único y no críticoDeseo de mantener un entorno de producción estable y saludable.Investigar el mensaje de registro y documentar los hallazgos (incluso si no es necesario realizar ninguna acción).Mayor conciencia sobre problemas potenciales y un enfoque proactivo para la salud del sistema.
Acciones de mejora (para todo el equipo Scrum)Un elemento pequeño y procesable que se le asignará durante la retrospectivaDeseo de mejorar continuamente el flujo de trabajo del equipo.Programar un bloque de 15 minutos en su calendario para pensar en soluciones para ese elemento.Sensación de contribuir al cambio positivo dentro del equipo.
Desglose de historias de usuario (para desarrolladores)Inicio de la jornada laboral o antes de una reunión diaria.Deseo de comprender las tareas del día y contribuir eficazmente.Dedicar 5 minutos a revisar la historia de usuario principal en el trabajo pendiente y dividirla en tareas pequeñas y procesables.Mayor claridad sobre el próximo trabajo, sensación de preparación para el día y potencial para una mejor colaboración durante la reunión diaria.

Una vez que adquieres el hábito como he descrito, puedes empezar a mejorarlo un paso a la vez, un 1 % a la vez. No intentes experimentarlo todo de una vez y querer que las cosas sean perfectas desde el comienzo. Quizás caigas en lo que se llama el “abismo de la desilusión”, pero eso es algo de lo que hablaré en otra oportunidad.

Los ejemplos son apenas algunas ideas de hábitos que tú y tu equipo pueden empezar a incorporar en su forma de hacer las cosas. Así es que no te quedes como muchísimas personas que esperan toda su vida a que sea el momento correcto para hacer un cambio o una mejora. ¡Empieza ya!

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